Universidad Católica llegaba en un gran momento a enfrentar a Cerro Porteño. Ganando todo lo que había jugado en el semestre, con el plantel completo y con la confianza de la hinchada que la acompañó a pesar de la hora y el frío, pero el equipo mostró lo mismo que ha enseñado en toda la era Lasarte: poca creatividad colectiva, bajo nivel individual de algunos futbolistas, mucho ímpetu y garra y sin desequilibrio cuando se necesita.
De nuevo muchas explicaciones en el camarín por parte del entrenador, pero sin confesar que el equipo necesita un ‘10’ que encare y cambie el ritmo, y un volante de contención de esencia defensiva para que otorgue un real equilibrio.
El equipo de Lasarte muchas veces juega bien de contra y sabe luchar hasta el último minuto, así que tras el 1 a 1 perfectamente puede conseguir la clasificación en Paraguay.
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